Hace 20 años estallaba un pueblo harto de la pobreza y del saqueo de las políticas neoliberales implementadas desde la dictadura en adelante.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 De la Rúa respondió como lo hacen los que ejercen el poder de espaldas al pueblo, con represión. Y la sociedad argentina respondió con su mayor convicción democrática, la participación popular; con la voluntad de transformarlo todo saliendo a las calles y rutas.
Pertenezco a la generación política que se reconoce hijx de aquel 2001, que nació al calor del argentinazo con las asambleas y los cortes de ruta, buscando respuestas ante una crisis de representación inédita.
Hoy como ayer, pasados ya 20 años, estamos junto a quienes se organizan y marchan desde los barrios populares sosteniendo los mismos principios con la práctica, pidiendo justicia por las víctimas de la violencia institucional y acompañando a las trabajadoras y trabajadores por un presente mejor, basado en el trabajo, la vivienda y una alimentación digna.
A pesar de los avances, sabemos que quedan aún muchas deudas pendientes por las que hay que seguir luchando, pero el horizonte sigue siendo el mismo: refundar la política desde abajo para que el poder sea de la gente.
Es crucial que sigamos construyendo una Argentina que disminuya las brechas y amplíe derechos sociales y laborales; pero sobre todo las cosas, exija justicia por quienes perdieron la vida durante esos días de violencia.