Tres de las instituciones médicas más importantes del país sufrieron recortes por parte del Gobierno Nacional y realizan jornadas de lucha todas las semanas.
La salud pública argentina se encuentra atravesando una profunda crisis que afecta tanto a pacientes como a trabajadores de las principales instituciones sanitarias. Esta semana, los hospitales Garrahan, Bonaparte y Clínicas confirmaron la reducción de atención a pacientes debido a la falta de presupuesto por parte del Gobierno Nacional y la creciente migración de profesionales al sector privado, en busca de mejores salarios.
En diálogo con Noticias Argentinas, Rita Fernández, pediatra del Hospital Garrahan e integrante de la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT), describió la dramática situación que atraviesan los residentes, quienes esta semana mantienen un paro que se extenderá hasta el viernes y que podría volverse “indeterminado” la próxima semana. “Hay médicos de primer año que ganan apenas 700.000 pesos, muy por debajo de lo que ganan residentes en otras provincias”, denunció.
Fernández también indicó que desde diciembre de 2023 se han registrado alrededor de 200 renuncias en el Garrahan, mientras que las vacantes no se reponen, complicando aún más la atención de pacientes. “Estamos atendiendo urgencias y casos que no pueden resolverse en otro lugar, pero muchos padres comprenden la situación y apoyan nuestra lucha”, señaló.
Por su parte, la Asamblea de Trabajadores del Hospital de Salud Mental Laura Bonaparte, que prefirió mantenerse en el anonimato, alertó sobre el despido de 200 profesionales –casi la mitad de la planta–, lo que dejó a “cientos de niños sin tratamiento” y a muchos pacientes adultos sin atención. Además, denunciaron que el Ministerio de Salud de la Nación decidió no abrir los cupos de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental (RISAM), incumpliendo la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657.
“Estamos resistiendo y luchando por la defensa de la ley, la reincorporación de los 200 trabajadores y la reapertura de cupos para la RISAM. Nos solidarizamos con otros sectores de la salud pública, como el Garrahan, que también está siendo desmantelado”, enfatizaron.
El Hospital de Clínicas, uno de los hospitales universitarios más prestigiosos del país, también atraviesa una situación crítica. Fuentes de la institución señalaron que la atención a pacientes sin cobertura se ha reducido de un 60% a menos de la mitad y que muchos casos son derivados a otros meses, mientras que se priorizan las urgencias.
Además, los profesionales del Clínicas denunciaron que sus salarios perdieron un 40% de poder adquisitivo en el último año y medio, empujando a muchos a migrar al sector privado. “La elección del Clínicas para la residencia era por prestigio y por los sueldos que se equiparaban a los de la Ciudad, pero eso ya no sucede”, lamentaron.
El panorama que atraviesan estas tres instituciones refleja el impacto del desfinanciamiento crónico en la salud pública argentina. Mientras los profesionales siguen adelante con sus reclamos y medidas de fuerza, pacientes y familias enfrentan la incertidumbre de la falta de atención en hospitales que antes eran sinónimo de excelencia y compromiso.
