Un precio es un resultado. No es una decisión arbitraria de quienes producen. Una gran cantidad de variables micro y macroeconómicas entran en juego para esa definición.
Por tanto, la solución frente al problema de los precios no es que «el productor le venda directamente al consumidor», como sugiere el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. Tampoco «el tema clave está en el proceso de intermediación”. Es increíble el nivel de desconocimiento de funcionarios políticos sobre cómo se produce en Argentina y cómo operan nuestras PYMES. Desconocimiento que, además, reproducen al desinformar a los ciudadanos.
Este “proceso de intermediación”, que el ministro Arroyo menciona, no es otra cosa que una cadena de proveedores, dado que muchos productos deben pasar por procesos productivos intermedios. Allí se ven involucrados una gran cantidad de personas que, gracias a ese “proceso de intermediación”, tienen un trabajo digno.
Como concejal y emprendedor, observo múltiples ámbitos en los que el gobierno podría trabajar para resolver “el problema de los precios”. Podría comenzar por hacer compras públicas que tengan que ver con necesidades reales, pagar sumas adecuadas por lo que se está recibiendo según valores de mercado, eliminar el gasto político que no mejora la vida de los ciudadanos, incentivar los emprendimientos sociales, capacitar en educación financiera, generar políticas de inclusión social reales, entre tantas otras.
Sólo con estas ideas hay bastante trabajo por delante para mejorar la calidad de vida de todos los que vivimos en el Chaco.
Las micro, pequeñas y medianas empresas son el mayor generador de empleo privado formal de la Argentina, es decir, el motor productivo del país. No hay que cargar más a las PYMES con impuestos absurdos sino hacer cumplir la ley. Esto va a permitir que nuestros emprendedores puedan competir con los monopolios industriales y ganarse un lugar seguro en el mercado. Que, además, generará más empleo genuino.
Es imprescindible reducir el gasto público para poder bajar los impuestos que asfixian a nuestros comerciantes. Recién ahí, estoy seguro, de que el precio de los alimentos dejará de ser un problema para los argentinos.
